En el área de internación pediátrica del Hospital Austral, diseñamos una serie de ambientaciones personalizadas para transformar cada habitación en un universo visual único. La propuesta fue convertir estos espacios en escenarios envolventes, pensados no solo para relajar o acompañar, sino también para invitar a imaginar, jugar y habitar la recuperación desde otro lugar.

Cada cuarto cuenta una historia. Las paredes, el techo y hasta las ventanas se integran en una narrativa visual donde nada está puesto al azar. Un mar calmo con barquitos de papel y aves de origami. Una patineta que cruza galaxias. Un fondo marino lleno de secretos. Una corbeta que navega entre islas en busca de un tesoro bien argentino. Cada habitación propone un relato distinto, que puede recorrerse con la mirada y con la imaginación.

Detrás de cada escena hay un diseño pensado con precisión y sensibilidad. El objetivo no es solo estético: es crear un entorno que contenga, relaje y brinde seguridad en un momento especialmente delicado para niñas, niños y sus familias.

Pero también creemos que una historia bien contada abre otra puerta: la del juego, la curiosidad, la fantasía. Y en ese territorio simbólico, donde el diseño abraza con delicadeza, puede comenzar también la posibilidad de sanar.